[Artículo] La educación profesional y su impacto en la gestión de incidentes y eventos adversos en salud
La educación profesional y su impacto en la gestión de incidentes
La seguridad del paciente es un eje estratégico para las instituciones de salud comprometidas con la calidad de la atención médica. La ocurrencia de incidentes relacionados con la atención médica, ya sea con daños o sin ellos, muchas veces revela fallas sistémicas, comunicación ineficiente entre equipos, desconocimiento de protocolos o lagunas en los procesos de trabajo.
En este escenario, la capacitación regular del equipo contribuye significativamente a la estandarización de la conducta, especialmente cuando se fundamenta en protocolos basados en evidencia científica y en las directrices de las principales organizaciones de salud, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA). Además, la formación continua promueve la mejora del razonamiento clínico y la identificación temprana de riesgos.
A continuación, destacamos cuatro estrategias educativas que favorecen la prevención de incidentes y eventos adversos:
1. La educación como pilar de la seguridad del paciente
Varios estudios indican que los fallos en la atención médica, muchos de ellos prevenibles, están asociados a deficiencias en conocimientos y habilidades técnicas y comportamentales, así como a debilidades en los procesos organizacionales. En este contexto, la formación profesional continua juega un papel estratégico al:
- Estandarizar los procedimientos y reducir la variabilidad no deseada en la atención médica;
- Fomentar prácticas basadas en evidencias;
- Fortalecer la cultura de seguridad y fomentar actitudes proactivas ante los riesgos.
Los programas educativos bien estructurados amplían la comprensión de los profesionales sobre los principios de seguridad del paciente, como la importancia de la comunicación eficaz, la identificación precisa del paciente, la prescripción segura de medicamentos, el uso apropiado de dispositivos médicos y la prevención de infecciones asociadas a la atención médica.
Así, los profesionales adecuadamente formados tienden a identificar precozmente las situaciones de riesgo, actuar en colaboración e implementar medidas correctivas antes de que se produzcan daños al paciente.